¿Qué podemos hacer por nosotros? ¿Cómo podemos comunicarnos?
Todos, de una u otra manera, hemos asistido a uno de los mayores hechos naturales de la historia de La Tierra y de la Humanidad: el temblor y el tsunami de Japón el pasado 11 de marzo y la devastación que produjeron. Del mismo modo estamos asistiendo a la recuperación de ese Pueblo con admiración y una pregunta: ¿qué haríamos nosotros si nos ocurriera algo así?
Ellos en sólo seis días reconstruyeron una autopista, la carretera de Gran Kanto; no hubo desorden ni saqueos; no usaron las bocinas de los vehículos para solicitar un paso que, sin duda, era imposible; todos se mantienen calmos y esperando las indicaciones de sus autoridades.
Nosotros nos estamos destruyendo unos a otros sin piedad, sin reconocernos como iguales, acuciados y extorsionados, todos los días y a toda hora, por las exigencias ya desmedidas de “nuestros dirigentes”, sin excepciones, lo cual nos lleva a “vivir” angustiados y exhaustos ya de tanto maltrato… mientras vemos como el País crece, realmente crece en muchos aspectos, pero como somos fieles a la historia de los últimos 60 años la mayoría del Pueblo “lo mira por TV” (lo miramos), especialmente por el impulso casi descontrolado que provoca el gobierno nacional sin que nadie haga nada, perdón: sin ninguno de nosotros (todos los argentinos) hagamos nada para frenar esta locura que nos invade sin miramientos.
¿Qué podemos y debemos hacer?
Como siempre, mi opinión es solo eso, también una sugerencia, moción o propuesta, dele el nombre que quiera, porque solo se trata de una persona como cualquiera otra en el mundo que expresa lo que piensa y siente sin temor, porque ¿qué más deben hacernos para que realmente reaccionemos sin el miedo que paraliza a muchos?
Pues bien, comenzar, porque aún no lo hemos hecho, a expresar nuestro hartazgo sin violencia, sin amenazas, respetando al otro, a los demás, como si se tratara de nosotros mismos, de cada uno.
Hay, gracias a la tecnología, redes sociales que nos lo permiten a quienes tenemos esa posibilidad.
Para quienes no lo tienen podemos utilizar el viejo para nada perimido boca – oreja, o face o face (cara a cara, ¿vio?), el diálogo que nunca debemos ni podemos permitirnos perderlo.
Es imprescindible, si realmente queremos cambiar un viejo y resentido modelo de comunicación que nos hace tanto mal a todos, porque también termina afectando de mala manera a quienes los practican aunque no reconozcan que eso ocurre.
Además, retomar el otro “viejo modelo” que trajeron nuestros abuelos y bisabuelos y que, sin que nadie se los impusiera “mezclaron” con el que cultivaban los abuelos autóctonos.
¿Por qué me expreso así?
Busquen en su árbol genealógico y después díganme en que familia no hay al menos una Persona de los Pueblos Originarios.
Es un dato importante en nuestras vidas, pero por la incidencia de las Familias Patricias de nuestra Argentina, deberíamos ser todos rubios y de ojos celestes, dicho esto con el mayor respeto por las Personas cercanas a mí, a quienes quiero y aprecio sinceramente y que tienen esas características.
Retomando las posibles acciones debemos también coordinar con nuestros vecinos para asistirnos ante el menor inconveniente, muy lejano en importancia e incidencia al hecho ocurrido en Japón.
No se trata de convertirnos en japoneses sino en volver a nuestros orígenes y a retomar nuestros valores, para retomar un camino que no debimos haber abandonado.
Tampoco se trata de reprocharnos duramente por nuestros errores, simplemente reconocerlos para no volver a cometerlos una y otra vez como en los últimos tiempos.
La memoria es vital, pero no puede ni debe ser selectiva porque entonces dejaríamos de reconocer algunos de esos errores y volveríamos a caer.
Otro elemento importante es no discriminar a nadie y transitar la senda de la inclusión sin excepciones, incluso la de aquellas Personas que nos han hecho daño, para también saber que no debemos darle un lugar dirigencial.
¿Podemos intentarlo?
Espero comentarios. Gracias por el tiempo y la atención
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