El Realismo Mágico ha calado tan hondo en los personajes políticos
de estos últimos años, que se reitera en la Comunicación como ‘Relato’ que,
inexorablemente, contiene elementos supuestos que son adoptados como ciertos y/o
posibles de una situación cotidiana que, cada día, reitera la brutalidad de las
acciones que no contemplan a las Personas reales quienes, una vez más y van…,
seguimos pagando todos los costos visibles y los que no conocemos ni
conoceremos.
El colombiano Gabriel García Márquez y guatemalteco Miguel
Ángel Asturias se encuentran entre los principales exponentes del realismo
mágico y fueron galardonados con el Premio Nobel de Literatura.
Vale recordar que el Realismo Mágico comparte
características con el realismo épico, como la pretensión de dar verosimilitud
interna a lo fantástico e irreal. El crítico venezolano Víctor Bravo señala que
la noción de 'realismo
mágico' nació casi de manera
simultánea con la de 'real maravilloso'
En cambio, los personajes políticos, muestran toda su
ductilidad oratoria para narrarnos, al mejor estilo de eximios cronistas, qué está
pasando. Pero cuando son interrogados por buenos periodistas derrapan y su
discurso se bambolea en las banquinas inconmensurables de las mejores versiones
de la ‘Sanata’ y del ‘Priripí’ (a la sazón lo mismo, ya que el último es la purificación
de la anterior) leer La continuidad del Piripipí (ex Sanata*).
En ambos casos el deseo del porvenir engrosa el contenido en la supuesta y continua
búsqueda de la verdad, donde aparecen elementos sobrenaturales, donde la
superstición, el paisaje de los sueños y la fantasía forman parte de la
realidad, enriquecen la cotidianidad y permiten que esta cobre un sentido de
trascendencia.
La Épica
no puede estar ausente y cada acción de índole política la transforman en un
cambio histórico, sin dejar de reconocer que algunas pueden incluirse en esa naturaleza,
pues han sido y son esperadas desde hace muchos años convirtiéndose en la mayor
deuda histórica – tanto moral como social y económica – con el Pueblo
desde el regreso de la Democracia
en Argentina.
El presente artículo de Opinión no tiene otra intención que
no sea la de realizar un aporte al debate, que todavía nos merecemos y
necesitamos, sobre políticas públicas, su trasparencia y pertenencia a la
sociedad en su conjunto (no a pequeñas minorías), para definir y concretar un
País y una Nación donde todas las Personas estemos incluidas, podamos Vivir
Dignamente y sin que nadie pretenda – como hasta ahora – llevarnos ‘de las narices’ hacia un ‘modelo’ que
está muy lejos de las pretensiones populares.
Por último, como siempre, acompaño la opinión con
definiciones que refresquen nuestra memoria y nos permita pensar en el tema en
concreto.
Realismo Mágico
Entre las principales características que suelen
aparecer dentro de las novelas del realismo mágico, se encuentra el contenido
con elementos fantásticos o mágicos que son percibidos como normales por los
personajes. Por otra parte, se destaca la presencia de lo sensorial como parte
de la percepción de la realidad.
El realismo mágico también abarca los mitos y las
leyendas, que pueden ser presentados por múltiples narradores (con lo que
combinan la primera, segunda y tercera persona).
No se puede hablar de literatura latinoamericana sin
nombrar al realismo mágico, porque desde el Boom Latinoamericano hasta nuestros
días, ella se ha nutrido de elementos pertenecientes a la fantasía. Sin embargo
es necesario aclarar que no es lo mismo hablar de fantasía que de realismo
mágico, porque para que una obra pueda ser contenida en este último no debe ser
exclusivamente fantástica, sino contener elementos de fantasía en una historia
realista, donde dichos elementos sean tomados como naturales por los
personajes.
El realismo mágico se desarrolló muy fuertemente en
las décadas del '60 y '70, producto de las discrepancias entre dos visiones que
en ese momento convivían en Hispanoamérica: la cultura de la tecnología y la
cultura de la superstición
Épica
La épica (del adjetivo: ἐπικός, epikós; de ἔπος, épos,
"palabra, historia, poema")1 es un género narrativo en el que se
presentan hechos legendarios o ficticios relativos a las hazañas de uno o más héroes y a las
luchas reales o imaginarias en las que han participado.
Su forma de expresión más tradicional fue la narración
en verso, bajo la forma de poemas épicos cuya finalidad última era exaltación o
engrandecimiento de un pueblo. En algunos casos, la épica no tenía forma
escrita, sino que era contada oralmente por los rapsodas. Con posterioridad la
épica adoptó también la forma narrativa en prosa, incorporando elementos de
descripción y diálogo y dando lugar, en primera instancia, a la novela de
caballerías y posteriormente al género conocido como fantasía épica.
Características
Alternancia de discursos que tiene como origen la
observación aristotélica de la diferencia entre mímesis y diégesis, es decir,
entre narración y descripción.
Pueden
basarse en hechos verdaderos.
La narración
se realiza en pasado.
El narrador
puede aparecer en la obra o no. No está siempre presente, como en el género
lírico, pero tampoco desaparece por completo, como ocurre en el género
dramático.
La forma que
se utiliza preferentemente en la obra literaria épica o narrativa, es la prosa
o el verso largo (hexámetro, verso alejandrino...)
Tiende a
incluir los demás géneros (lírico, dramático y didáctico), razón por la cual
suele ser de mayor extensión.
Puede
presentar divisiones en su estructura externa tales como capítulos,
epígrafes...
Posee las
siguientes variantes o subgéneros: epopeya, cantar de gesta, romance, cuento
tradicional, mito, leyenda, relato, novela. Cada uno, a su vez, cuenta con
diferentes tipologías o clases de textos, especialmente el mito, el cuento
tradicional, y la novela.
Puede ser de
dos formas: directa e indirecta.
También
puede ser de carácter ideológico.
Mezcla lo
real con lo fantástico.
Magnificación de la figura del héroe, a través de las hazañas que
realiza.
La mayor
parte de estos contienen como personaje principal a un héroe.
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