El 10 de diciembre de 2015 hubo cambios de gobiernos que han
modificado el perfil de la comunicación, en general, aunque con características
similares entre lo anterior: hiper expresivo y lo actual: más discreto y muy
cercano al mutismo, con la continuidad del ‘relato’. Esto se aprecia, en algunos lugares,
con notoriedad debido a la ausencia de coordinación y de datos fehacientes que,
sin ninguna duda, llevan a pensar que volvemos a estar lejos de la verdad.
El gobierno nacional, mandato cumplido en diciembre pasado,
utilizó viejos modelos de comunicación y actitudes que remitían al pasado en
más de 40 años, habiendo apelado a un ‘modelo’ que
se mimetizó con la No Gestión y
un enmascaramiento de sus verdaderos objetivos e intereses.
El actual gobierno nacional, más moderado en sus
expresiones, aplica la misma brutalidad en las acciones y trata de morigerar
los mensajes, aunque algunos de sus miembros no pueden disimular su origen y
caen, inexorablemente e incluido el Presidente, en demostrar verbalmente un
total desconocimiento de las vicisitudes diarias que afronta y afectan al
Pueblo.
Es cierto que el gen empresario se
muestra claramente cuando dan marcha atrás con las medidas que tomaron
– algo habitual en su actividad y que, por su ausencia en el ámbito político,
se visualiza como positivo, que lo es – pero:
¿Cuánto
hay de improvisación y de baja sensibilidad para no poder ver cuál es el
alcance y el impacto de sus decisiones?
¿Qué
debe pasar para que planifiquen, como lo hacían en las empresas, cada paso que
van a dar?
¿Por
qué no hay quien coordine la Comunicación? Algo lógico y teórico práctico que
todo profesional conoce
En esta duda se ve otra diferencia con el anterior gobierno:
tenían un espacio donde diseñaban y publicaban la actividad de gobierno, al
margen de la catarata de mentiras y grandilocuencias.
Pero ahora también nos mienten hasta que la información
misma cobra vida en las redes sociales. Dicho esto a partir del problema de
salud del presidente que se supo antes, aparentemente por una filtración, que
por el canal oficial como debería haber ocurrido.
Este camino de la Comunicación que transita por los extremos
no es saludable para nadie, mucho menos para el Pueblo que, otra vez y van…,
debe presenciar y sufrir una nueva frustración porque no es el Estado sino el
Gobierno que creyó votar y otra vez debe movilizarse para que la clase política
escuche, ya no sus reclamos, sino su situación real que cada vez está más lejos
del centro de decisión de las políticas públicas.
Lamentablemente, esta situación se observa y vivencia en
todos los niveles - provincia, región, municipio o comuna – donde los ‘funcionales’ o ‘referentes’ políticos
no tienen ningún reparo en declarar que esperaban otro resultado (provincia o
nación), dejando claramente entendido que no tienen plan B y sembrando la duda
sobre sí realmente tenían un plan A…
Quizá parezca que ingreso en el análisis de la política y
sin embargo solo me refiero a la Comunicación que debería tener los conocidos
parámetros: qué,
cómo, cuándo, dónde y por qué dicen lo que dicen, además de hablar sobre la
verdad y no reiterarse en sincericidios.
Ojalá, todos necesitamos que así ocurra, reciban una luz que
ilumine sus cerebros y, especialmente, sus almas para tomar las medidas
correctas que permitan encauzar el País sin seguir causando tanto dolor y
necesidades insatisfechas al Pueblo. Nos merecemos más respeto su parte y
también un lugar donde sea Digno Vivir.
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