La Comunicación más difícil de concretar es aquella que es
negada por una de las partes. Debe desplegarse un abanico de acciones para
intentar destrabar y modificar esa actitud, lo cual puede insumir tiempo y,
para alcanzar ese objetivo, exigir una cuota extra de paciencia y control
emocional.
Por Omar Lillardo Alonso (*)
Una de esas acciones es el intento de provocar un shock. Para
ello es importante fundamentar con conceptos claros y respaldar con gestos
sencillos y auténticos. Además, sería muy útil acompañar esa exposición con
documentos, en caso que sea esto posible.
Agotada esta instancia sin obtener resultados, se debe
apelar a una planificada batería de mensajes, que actúan como una sucesión de
gotas que intentan horadar la piedra.
Es importante recordar que todo debe mantenerse en un marco
de respeto, con un tono amigable si se realiza cara a cara o, en caso de
utilizar herramientas informáticas, cuidar que la expresión emplee palabras que
indiquen firmeza sin ingresar ni rozar una posible agresión.
Si aún así el resultado es negativo, considerándolo de esta
manera aún cuando haya habido una comunicación mínima o estrictamente formal,
debe apelarse al silencio incluso en el aspecto formal.
De ahí en más debe esperarse las acciones que pueda desarrollar
la otra Persona o Grupo, invalidando cada una de ellas hasta que esa parte
solicite un encuentro para abordar el tema.
Si esto no ocurre hay que dar por terminada la relación y,
en la medida de lo posible, hacerlo con un final notable, dentro del mencionado
marco de respeto, remarcando la firmeza de la decisión y dejando siempre un
canal abierto, de manera tal que la Persona o Grupo se encuentre frente a una
determinación a definir en su propio interior.
Esta acción debe llevarse a cabo aún cuando la relación
exija un contacto periódico o permanente - laboral, familiar, social - ya que, de
otra manera, nos seguiría afectando muy fuertemente y así logramos minimizar
ese impacto.
Todo lo expresado refiere a una relación conflictiva y que
exige la cercanía señalada. Lo habitual, lógico y de uso práctico es el Diálogo
abierto y permanente: el Monólogo se inscribe en el ámbito de las patologías y
requiere la intervención de un profesional especializado en dicho tema.
(*) Comunicador Social, Escritor
Director Asociado de Grupo Co.S.M.O., Consultoría y
Capacitación Empresarial http://grupocosmo.wordpress.com/
Co Editor del Portal Empresarial Estrategia & Negocios www.estrategiaynegocios.com.ar
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