Asistimos a un despliegue masivo de discursividad
dirigencial, la cual aparece y se muestra como un golpe de efecto mediático
que, según parecen creer sus protagonistas, tiene una virtuosa acción de
contagio colectivo. Lamentablemente, no tienen en cuenta la frondosa
experiencia acumulada a través del tiempo ni se han tomado el tiempo de
asesorarse con verdaderos estudiosos de la Comunicación. Los resultados están a
la vista de todos y son moneda corriente de lo que llamo “comentarios monologados”:
¿será por eso que hablan mal de Tato?
Ocurre que, en estos momentos, cuando la crisis de confianza
cotiza al menor valor desde su puesta en escena, todo puede verse con mayor
claridad y las opiniones individuales construyen la tan temida opinión pública
(temida por quienes han hecho, hacen y harán abuso de la confianza de la gente).
Este abuso es la verdadera causa del deterioro de la imagen y, por lo tanto,
del descreimiento popular de todo lo que puedan decir de allí en adelante.
No es la primera vez que me refiero a este fenómeno.
Cuando
el relato no alcanza Omar Lillardo
Comunicación, Creación y Expresiones
Tampoco es la primera vez que apelo a conceptos de personas
que han dedicado su vida a estudiar la Comunicación, en sus distintos aspectos.
Se puede coincidir en todo, en parte o en nada, pero no se puede negar su contundente
fortaleza de argumentar, desde la teoría y desde la práctica, sobre hechos
incontrastables.
Confianza
En sociología y psicología social, la confianza es la
opinión favorable en que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de
manera adecuada en una determinada situación y pensamientos. La confianza se
verá más o menos reforzada en función de las acciones, los actos previos y las
posibles pruebas halladas.
De acuerdo a la mayoría de las teorías que la abordan, se
trata de una suspensión temporal de la situación básica de incertidumbre acerca
de las acciones de los semejantes; gracias a ella, es posible suponer un cierto
grado de regularidad y predictibilidad en las acciones sociales, simplificando
el funcionamiento de la sociedad.
“La confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del
otro. Es una actitud que concierne el futuro, en la medida en que este futuro
depende de la acción de un otro. Es una especie de apuesta que consiste en no
inquietarse del no-control del otro y del tiempo”.
Laurence Cornu, La
confianza en las relaciones pedagógicas
“Imaginemos una situación – seguramente imposible – en la que todos los
medios informativos que hoy son críticos se ponen de acuerdo y reducen a un
mínimo sus discursos sobre la gestión del Gobierno: información completa pero
escueta, puramente descriptiva, sin comentarios, sin columnas de opinión, sin
evaluaciones, sin interpretaciones. No se me ocurre una situación más ‘destituyente’:
apuesto a que se produciría inmediatamente una grave crisis política”.
Eliseo Verón
Deteniéndonos un momento para analizar estos párrafos,
podemos darnos cuenta, comprender y reconocer cuanto de verdad hay en ellos.
Surgen preguntas y muchas dudas: quienes usan y abusan de la
confianza a través de expresiones mediáticas - muchas de ellas carentes de
sentido, especialmente de sentido común - ¿son o se hacen? ó ¿están en sus
cabales?, ¿se puede seguir interpretando la realidad a ‘cómo dé’ y seguir
defendiendo lo indefendible, porque lo es a la vista de todos? ó ¿lo hacen a
propósito buscando la reacción exasperada para luego ser considerados víctimas?
Vale aclarar que este tipo de análisis no le cabe solo al
gobierno de turno como señala el autor del párrafo citado. También se aplica al
resto de la sociedad en su conjunto y de sus organizaciones, sean estas
gremiales - laborales o empresarias – ONG, clubes, cooperativas, mutuales, etc.
etc. etc.
Salgo un instante de la Comunicación para señalar una idea o
pensamiento personal: estamos carentes de líderes, hemos hecho todo lo posible
y necesario para reprimir toda posibilidad de gestar el crecimiento de esa
imprescindible formación desde la base social. Esto causa los males que
cuestionamos a diario.
Por lo tanto, como comunidad, nos vemos en la necesidad de
darnos una oportunidad, dejando de lado los prejuicios y retomando el camino
del reconocimiento o castigo social: no todos somos buenos, honestos y leales ni
respondemos moralmente a nuestras raíces.
Así estamos, sumidos en un mar de desconcierto al que hemos
llegado guiados por nuestros propios errores de ser ‘permisivos’ y ‘aceptar’
cualquier cosa con tal de vivir ‘tranquilos’, mientras miramos la realidad por
tevé, como si lo que ocurre estuviera pasando en otro lugar de esta bendita
tierra.
Este también es un muy fuerte mensaje de
Comunicación colectiva. Es lo que trasmitimos con nuestras acciones y somos los
responsables de corregirlas… a menos que estemos de acuerdo con la barbarie que
nos rodea.
Eso sí, si esta es la postura que adoptamos, debemos saber
que la ‘ventanilla de quejas’ fue cerrada definitivamente, con la sana y vital
excusa de que ese presupuesto será utilizado para cubrir gastos y reclamos sociales
más ‘urgentes’, recordando así el famoso dicho del Negro Olmedo: ‘de
acá’, a quienes lleguen tarde a esa oportunidad que, tal como están
las cosas, será una nueva oportunidad perdida.
En este caso, por la gravedad que implica el tema que trato,
me he permitido apelar al humor para no caer en el desaliento.
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