El ángel que me dio vida
plegó sus alas un día
y se puso a descansar.
Se alejó de prisa.
Me aferro a su sonrisa
para poder entender
este enorme vacío
que me duele en el pecho
y no me deja pensar.
Repito varias palabras
Mamá |
y sin embargo no logro
ese vacío llenar.
Los recuerdos se presentan
a modo de esa caricia
que ahora ya no está
y sin embargo la siento
de manera muy profunda.
Su nombre quedó grabado
como con letras de fuego
y en la memoria presente
acunando el sentimiento.
El Ángel que me dio vida
sigue cuidándome y vibra
con la mayor alegría.
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