Tanto el Partido Radical como
el de la Justicia Social, nombrados
por orden de aparición, están en Deuda con sus
Fundadores, sus Líderes Históricos y con el Pueblo. Esta Deuda está
relacionada con la Debilidad de sus
Organizaciones que, indudablemente, son necesarias y complementarias entre sí
para Diseñar, Desarrollar y Poner en Marcha un nuevo Sistema que contemple a
toda la Comunidad, sin excepciones. Vale destacar que son dos Concepciones auténticamente Argentinas y
conllevan en sí mismas nuestro ADN Nacional.
La Justicia es una Institución Ausente que debe ser actualizada en todos sus
Procedimientos para que sea real y efectivamente Justa en Tiempo y Forma.
En el actual Contexto Mundial,
donde las Potencias buscan arraigarse y obtener preeminencia sobre los
Recursos Naturales, es imprescindible una Base Conceptual de Instituciones,
Valores y un Proyecto de País Consensuado con el Pueblo - a través de Consultas
Vinculantes - para enfrentar desafíos presentes
y futuros con mayor solidez.
En
nuestra historia hay notorios desencuentros, absolutamente nocivos y
retrógrados, que nos desvían del Camino que supimos transitar y nos impiden
crecer y desarrollarnos. Hoy, una vez más, hemos retrocedido merced a una de
las tantas Visiones Fundacionales que solo devienen en Fracasos cada vez más
destructivos.
Todas las expresiones
político partidarias son importantes y debemos respetarlas.
Aun así, no puede ignorarse la magnitud que encarnan las dos
fuerzas mencionadas al principio. Ambas tienen presencia territorial, identidad
propia reconocida por las demás, liderazgos, inteligencia y capacidad para
lograr consensos e implementar Políticas Públicas.
Como ha ocurrido no hace
tanto, estamos ante una nueva oportunidad de reorganizarnos en general.
Es aquí donde debemos poner la mirada y los esfuerzos: es
posible alcanzar el Objetivo de un País para Todas las Personas que lo
conformamos y perspectivas de un Futuro con
Dignidad. Solo hace falta que quienes manifiesten las Capacidades para Liderar y Conducir se hagan cargo de Administrar
el Estado, poniendo la Prioridad
donde corresponda y no sujeta a los designios de una o varias Personas con
‘Buenas Intenciones’.
Estamos
muy cerca de un nuevo capítulo Histórico y es necesario que, sin excepciones,
quienes interactúen muestren y demuestren cuál es el Objetivo, hacia Dónde
Vamos y que Deben y Debemos hacer para no volver a Repetir Errores y Horrores
que, sin Ninguna Duda, nos siguen costando Vidas.
En este marco circunstancial,
donde se aprecia la genuina preocupación general por corregir las bestialidades
de los últimos 10/12 años, se puede pensar, debatir y consensuar sobre
soluciones que equiparen todos los aspectos que una Comunidad necesita para
Vivir en Paz y con Dignidad. Es el momento, entonces, en el que los
Mensajes no pueden ser parte de toma de posiciones marketineras o que pretendan
el acceso a lugares que no les corresponde por sus antecedentes… cualquier
similitud con lo que sigue ocurriendo es absolutamente real, especialmente
cuando se tienen Fueros.
Por este motivo, los Cambios
esenciales en el ámbito Judicial no los deben hacer los Políticos. Deben pasar a la órbita de las Universidades,
públicas y privadas, retomando el esquema del Concurso para el nombramiento, auditorías
y controles periódicos, actualización
mediante Capacitación de todas las Personas que trabajan u ocupan
cargos: con el Objetivo de que la Justicia responda en Tiempo y Forma, Defienda
a las Víctimas y a las Personas Inocentes, cuente con Policía Judicial
especializada e independiente de las otras Fuerzas de Seguridad, poniendo la
tecnología y su actualización en pos de ese objetivo.
No es fácil administrar las
cuestiones Públicas, pero hay mucha Gente Capacitada, con Inteligencia y ganas
de contribuir, en especial las Personas Jóvenes: es el momento de comenzar a
implementar la manera de traspaso generacional, algo que, en algunas
actividades privadas, ya ocurre.
La
Deuda de y con el Pueblo Argentino tiene una
nueva oportunidad y debemos proceder con responsabilidad, todas, todos y
todxs para modificar una realidad que nos agobia desde hace Décadas.
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