Las mil y una noches es una célebre recopilación medieval en
lengua árabe de cuentos tradicionales del Oriente Medio, que utiliza en estos
la técnica del relato enmarcado, donde juegan un rol central los personajes
detrás de sus máscaras y una historia donde la realidad ha superado a la
ficción y a los tiempos. Hay lazos de amistad, que une negocios, infancia en
común y afinidades de toda una vida que, se presiente, se verán resquebrajados
por los abusos que ya no pueden disimularse… ni siquiera en el cerco de
impunidad generado.
Seguramente pensará que me refiero a la exitosa novela turca
que emite un canal de la Capital argentina. En parte es verdad. En la excelente
puesta en escena de la Comunicación No Verbal o Gestual está la clave de ese
éxito, acompañada por mensajes precisos de corta extensión, enmarcados en un hermoso
paisaje que atrapa la atención, aun de los más escépticos.
La otra parte, anecdótica por el ímpetu de su puesta en
escena - donde la Comunicación No Verbal o Gestual también se constituye en la
clave de sus ‘éxitos’ -, refiere muy especialmente a que la historia transpuso
la ficción y pasó a la realidad, permitiendo apreciar amistades y amores/odios
(intereses) cruzados, enlazadas en un relato ya insostenible en estos momentos,
donde la trama es casi exclusivamente un trazado laberíntico sobre la historia
de poder central, obtenido en base a un accionar para nada claro, donde el uso
de la chequera es el as de espadas… y esa chequera exhibe los últimos centavos
como signo incuestionable de debilidad.
No es la primera vez que esto ocurre en nuestro País. No es la
primera vez que nos mienten pero si la primera vez de manera tan descarnada, sin
que podamos observar un mínimo gesto de interés genuino por las Personas o los
diversos temas complejos que angustian al País, sin asumir la responsabilidad
institucional que les confirió el voto popular o las Personas que lo recibieron
directamente convocados para ejercer funciones ejecutivas, legislativas o de
cualquier otra índole (¡‘a la orden’!).
Sin duda deben estar formando un escuadrón de personajes en asociación
con la lectura de estos párrafos. Lamento desilusionarlos pero ni en su cabeza
ni en la mía caben tantos especímenes.
Ocurre que no me refiero solo al Poder Central, que literalmente
lo es y está largamente demostrado. Este “modelo de gestión” Central ha sido
tomado – con críticas públicas y mucha pasión en forma privada – por vastos
sectores de la función pública y de la actividad privada (léase empresarios,
profesionales, gremialistas, entre otros), para desandar un camino que, en
virtud de los hechos que vamos conociendo día tras día, se ha convertido en un
laberinto que atraviesa a todos los niveles: nacional, provincial, regional y
local.
Para poder fundamentar estos conceptos vale recordar:
la paupérrima
prestación de servicios de todo tipo;
la
dispendiosa manera de vivir de varios personajes, sin pudor de una reciente
casi supervivencia;
la
desidia en la mayoría de los rubros de actividad;
la acumulación
de causas penales, incluso con muertes, sin resolución; y
la
ausencia de importancia del Ser Humano, que ha pasado a ser el último eslabón...
casi inexistente.
La sumatoria de los primeros cuatro no asume la importancia del
último ítem en cuanto refiere a Seres Humanos.
En este punto es mucho más rica en valores la historia de la
ficción que la realidad que nos rodea. Dicho esto a sabiendas que los Argentinos
no somos los únicos que sufrimos las consecuencias de una corriente global que
tiene como objetivo y sentido de ser solo la faz económica, donde la Vida como
Valor supremo no tiene cabida.
Para seguir poniendo en contexto este breve análisis, debo
también recordar que las grandes reformas de la Humanidad han sido generadas
por cambios en los paradigmas económicos. El actual está basado en la llamada
Aldea Global, lugar impreciso aún que permite que ocurran sucesos trágicos que
afecten a los Pueblos, al margen del lugar del Planeta donde se encuentren y
donde los daños o muertes son considerados ‘daños colaterales’ y, por lo tanto,
las pérdidas carecen de relevancia… Sobran las palabras.
En cuanto a nuestra Bendita Argentina voy a seguir
insistiendo que depende exclusivamente de nosotros.
Estamos frente a un acontecimiento inédito en nuestra
historia: los hechos gravísimos que nos afectan, aunque no nos demos o no queramos
darnos cuenta, no impiden que defendamos el ámbito de la Democracia por sobre
todos los avatares. Ojalá aprendamos esta lección y la tengamos presente en
nuestra memoria para poder superarnos y preparar un futuro mucho más auspicioso
para nuestros jóvenes, mientras curamos nuestras heridas y atendemos a nuestros
mayores y a quienes son el reservorio más imponente de continuidad: nuestras mujeres.
(*) Comunicador Social, Escritor
Autor del libro digital de poemas VIVENCIAS
Director Asociado de Grupo Co.S.M.O., Consultoría y
Capacitación Empresarial http://grupocosmo.wordpress.com/
Co Editor del Portal Empresarial Estrategia & Negocios www.estrategiaynegocios.com.ar
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