Cuando las instituciones no responden a los intereses del
Pueblo, de todas y cada una de las Personas que lo conforman, se generan
situaciones de extrema inequidad que inexorablemente, siempre y está demostrado
por la historia, golpean con dureza al Pueblo en general y en especial a
quienes menos tienen.
Por Omar Lillardo Alonso (*)
Es verdad que un paro no soluciona ninguna de las
situaciones delicadas y graves que conmueven a la sociedad. Pero no es menos
cierto que, más allá del derecho que asiste a quienes dedican su esfuerzo
cotidiano a construir el País, no tienen alternativa ante la cerrazón y
absoluta ausencia del gobierno nacional, la pasividad de los gobiernos
provinciales en su gran mayoría, debiendo recurrir a métodos que deberían haber
sido superados por el dialogo institucional amplio y sin condicionamientos
Cuando las Instituciones son subvertidas en sus
funciones esenciales generan la anarquía institucional, la cual representa,
como mensaje a la comunidad, que todo está permitido. Este tipo de situaciones
se fogonea con discursos altisonantes, perentorios y autoritarios, creando un
clima de desconfianza totalmente nocivo para la convivencia pacífica que toda
sociedad que se precie como tal se merece.
Leer en este enlace http://bit.ly/1tImEfl 21/06/12
A esta altura de los acontecimientos y de la historia dura y
doliente, que hemos debido superar y aún estamos en esa instancia como parte
del proceso que implica, ese dolor y la sensación de fracaso como Comunidad
Organizada se refleja en los rostros de las Personas en cualquier parte de
nuestro querido País, como respuesta del hartazgo a una nueva defraudación por
parte de la mayoría de los “dirigentes” quienes, una vez en el “poder” que les
“otorga su cargo”, se “olvidan” de las “promesas” de superación aunque
vociferen que están librando una “lucha épica” que nadie entiende ni justifica
por ubicarlos absolutamente fuera de los intereses personales de esos
“personajes”.
Lamentablemente, estos hechos se repiten una y otra vez sin
que la gente muestre, al menos, un intento de querer ver la realidad. Es mucho
más fácil y cómodo - en algunos casos por conveniencia personal o grupal -
aceptar discursos que, saben y sufren, no los contempla.
Si un gobierno demuestra que su Pueblo no es lo más
importante, desarrollando “políticas”, que nada tienen que ver con un País serio,
permitiendo cualquier acción de empresas extranjeras, incluso reprimiendo a los
trabajadores que defienden su derecho a un empleo, que ya tenían en ellas;
exfoliando los sueldos que, por efecto de la inflación, no les alcanza para
vivir dignamente, mientras no implementan ninguna acción para cobrar Impuesto a
las Ganancias a quienes hacen fortunas en el ámbito financiero o del juego;
cediendo terreno a quienes, en el narcotráfico, debería realmente combatir con
la ley y la fuerza pública para minimizar los efectos nocivos y la pérdida de
Vidas que este “negocio” provoca; incluir real y efectivamente a todas las
Personas que vivimos en esta Bendita Argentina y no sólo usar la expresión como
propaganda, mientras crece la pobreza y para esto no hacen falta encuestas
porque se ve cómo aumenta día a día…
Podía seguir enumerando situaciones que sólo tienen explicación
en mentes subversivas. Para ello me remito a los comentarios de un profesor de
la facultad en 1975:
“Tengo un amigo subversivo y discuto con él, a pesar de
coincidir en que hay que cambiar un sistema que no funciona para el Pueblo en
su conjunto, sobre que hacer. Él quiere ‘destruir todo y después vemos que
hacemos’. Yo pienso que tenemos que diseñar e implementar soluciones antes de
destruir las actuales instituciones”.
Cualquier parecido con esta realidad que estamos sufriendo
en este 2014 y que viene desde hace varios años, no es sólo una coincidencia
sino el resultado del apoyo y acompañamiento a quienes nunca han dicho que van
a hacer y luego ‘nos sorprenden’ y nuestra pasividad como sociedad, dejando
todo en manos de los demás y olvidando que “Votar no es Participar”.
Alguna vez tendremos que aprender que reclamar en paz es
también uno de nuestros Derechos y también una de nuestras Obligaciones. Además,
deberemos entender que quienes gobiernan son nuestros ‘mandatarios y servidores
públicos’ pero no los dueños de nuestras
Vidas ni tampoco tiene ningún ‘derecho’ a decirnos que podemos o no hacer y
pretender obligarnos a cumplir con normas que nada tienen que ver con el
sentido común ni con la preservación de la Vida.
(*) Comunicador Social, Escritor
Director Asociado de Grupo Co.S.M.O., Consultoría y
Capacitación Empresarial http://grupocosmo.wordpress.com/
Co Editor del Portal Empresarial Estrategia & Negocios www.estrategiaynegocios.com.ar
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