La mujer ingresó, una vez más
y como lo hacía varias veces al día, a su oficina - donde tenía un amplio
espejo que reflejaba su cuerpo en tamaño real -, pero la imagen que ella veía
era totalmente distinta de la suya, con gestos diferentes y, esencialmente, con
una mirada absolutamente fría, despectiva y lejana ¿Podría, algún día, cambiar ella,
o alguien externo a su entorno, esa enfermiza manera de vivir?
Por Omar Lillardo Alonso (*)
Hay muchos casos concretos
que, cuando toman estado público, nos cuesta comprender que se trate de algo
real. Cuando atañe a una Persona y su entorno familiar no tiene la incidencia
que sí alcanza en el caso de quienes ocupan cargos públicos, ya que estos trastornos
tienen influencia negativa y dolorosa, tanto a nivel social cuanto económico,
político institucional y moral.
“Maldades de lo imposible, / Siguen tejiendo trapos
sin entender / Que frente al espejo se cae la careta, / Se acaba el poder”.
Final de una canción de Callejeros
Quizá alguien piense que es un error tomar como
referencia una canción de un grupo de música cuestionado y enjuiciado, pero la
contundencia de ese mensaje excede y sobrevuela los hechos cotidianos, aun los
más dolorosos.
Estas palabras formaban parte de una nota emitida en octubre
de 2012:
Seguramente, quién este
leyendo, pensará que este artículo está inspirado en la señora que hoy rige los
destinos de nuestro País, pero no es así aunque algo de esto también hay en su
actitud y verborragia.
Ocurre que mi espíritu
observador y mi escucha activa me permiten enterarme de situaciones o hechos
ciertamente llamativos que, simplemente, trato de descifrar desde las teorías
de la comunicación. Esto es así porque siempre, en todos los casos, hay algún
tipo de comunicación.
En ocasiones como la
mencionada al comienzo es una forma de pedir ayuda, no de consentir o permitir.
También es un mensaje para quienes no estamos en esa situación y podamos ver que
los excesos, de cualquier tipo, son nocivos para todas las Personas y no sólo
para la que lo padece en carne propia.
Es una manera de hacernos ver,
con la sana intención de que reaccionemos, nuestros errores cotidianos. Porque cuando
ocurre algo notable, no habitual, nos sorprendemos… pero no hacemos nada para
cambiar nuestros malos hábitos. Esto se ve a diario en cómo nos tratamos en
general, seamos peatones o vayamos conduciendo un vehículo, no respetando las
señales de tránsito; cuando ingresamos a un comercio y no saludamos o nos
tratan de mala manera; cuando reaccionamos de forma agresiva ante una pregunta…
y podría seguir mencionando ejemplos.
De esto se trata esta nota de
opinión: de pensar cómo nos vemos ante el espejo y cómo somos realmente; de
pensar qué queremos para nosotros, para nuestra Vida terrenal y en la otra
(para los que creemos que la Vida continúa en el plano espiritual); qué
herencia ¡No Económica! sino moral, con valores, con respeto, con solidaridad,
les dejamos a nuestros hijos, a nuestros nietos, recordando que esos principios
y filosofía de Vida los recibimos de nuestros mayores y somos responsables de
nuestras conductas: personales, familiares, laborales y sociales.
Los invito, entonces, a
pensar cómo re uniéndonos, en lugar de seguir enfrentados por pequeñeces, logramos
superar esta mediocre y pobrísima etapa de nuestra historia. Porque sólo entre
todos lo podemos hacer, no hay ningún superhéroe que venga a “salvarnos”.
Como siempre espero
comentarios
(*) Comunicador Social – Escritor
Director Asociado de Grupo Co.S.M.O. Consultoría y
Capacitación de Empresas
Co Editor del Portal Empresarial Estrategia & Negocios
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