Es mucho más grave cuando los
responsables de la comunicación niegan, desconocen, tergiversan o callan
sobre vicisitudes reales, que padecen aquellas Personas a quienes se
dirigió tal mensaje. Esa distancia, impuesta por esos “ir -
responsables” hace que la percepción de estas Personas sea mucho más
dolosa e irreparable, dando lugar a un rechazo a cualquier intento
posterior.
Es probable que estos primeros
párrafos parezcan irreales, pero lamentablemente son mucho más
habituales de lo pueda imaginarse, tanto en el ámbito de la actividad
privada como en el ámbito de la actividad pública.
También es probable que no se los
asocie con dificultades reales de comunicación que tienen algunas
Personas que están a cargo de sectores donde no sólo es necesario el
conocimiento técnico sino también el “saber cómo” relacionarse con los
demás para poder implementar ese conocimiento. Éste sí es un problema a
resolver desde hace mucho tiempo, porque a pesar del avance en las
técnicas que permiten determinar las competencias laborales y de la
observación de determinadas actitudes - en especial proactivas - , aún
no se asigna un valor prioritario al respeto hacia los demás,
convirtiendo la convivencia en una permanente disputa de intereses
personales - muchas veces desmedidos -, creando un clima laboral adverso
que atenta contra cualquier esfuerzo genuino de mejora continua, que
sólo puede lograse si beneficia al conjunto.
Todo esto debe encuadrarse en el
contexto en el que se desenvuelve la actividad que, en la actualidad y
no es algo nuevo ni lo fue cuando la gente ingresaba y se retiraba en la
misma empresa ni tampoco lo es hoy en el ámbito público (donde existe
la posibilidad de permanencia por sobre el recambio de gobernantes), ya
que la incertidumbre siempre ha estado presente en mayor o menor medida.
Vale recordar que la Vida misma
está signada por la incertidumbre, aunque resulte bastante traumático
reconocerlo. También debería servir este concepto para no perder de
vista que todos tenemos “fecha de vencimiento” - dicho esto con el mayor
de los respetos por quienes tienen visiones dogmáticas - lo cual debería inducirnos a tener otro comportamiento, no individualista y mucho más cercano a una real integración.
Si la designación de quienes deben
conducir los distintos estamentos, de quienes deben conducir Personas,
tomando decisiones que, de una u otra manera afecta al conjunto y a cada
una de ellas, se realizara tomando en cuenta no sólo el conocimiento
adquirido sino también esas capacidades y/o competencias naturales otro
sería el clima laboral y social. Para poder concretarlo con el mayor
acierto posible es necesario retomar las prácticas de nuestros
ancestros, escuchando y aplicando los consejos de las Personas con
experiencia - concejo de ancianos en los pueblos originarios -, por
parte de quienes han asumido la responsabilidad de la conducción.
Aplicar estas “herramientas” en las
empresas u organismos estatales, como así también en la familia (valor
esencial devaluado en la actualidad), requiere de un elemento tan simple
como el sentido común que, como algunos otros valores, puede decirse
que está “desaparecido en acción” porque subyace en cada uno de los
Seres Humanos y se hace visible cuando aparecen las dificultades: justo
en el mismo momento en que “se borran” los seudo líderes y desaparecen
los argumentos falaces que ellos esgrimen.
Escuchar no es poder oír sino estar
dispuestos a compartir, a dialogar, aunque las opiniones sean
disímiles. Elementos básicos de una Buena Comunicación.
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