Desde exabruptos hasta comentarios o ‘chistes’ fuera de
lugar, estamos observando y oyendo una serie de barbaridades de ‘Comunicación’,
la pregunta es ¿se dan cuenta de lo que hacen o debemos recordar uno de los
textos del genial Tato Bores?
Omar Lillardo Alonso *
Fragmento de uno de los monólogos de Tato Bores
¿Quién tiene la culpa?…
Monólogo de Tato Bores (por siempre vigente)
EL Otro
siempre tiene la culpa!!! Eso, eso!!! exclamaron todos a coro. El señor tiene
razón: la culpa de todo la tiene El Otro!!!
Dicho lo cual, después de gritar un rato, romper
algunas vidrieras y/o pagar alguna solicitada, y/o concurrir a algún programa
de opinión en televisión (de acuerdo con cada estilo), nos marchamos a nuestras
casas por ser ya la hora de cenar y porque el culpable ya había sido
descubierto.
Mientras nos íbamos no podíamos dejar de pensar: !”·$%&/()=?=)(/&%;
Que flor de guacho que resultó ser El Otro…!
Algunos Conceptos para saber de qué hablamos
Incoherencia Política
En el mundo de la política, estamos empezando a
acostumbrarnos a que las contradicciones en las palabras y formas de actuar de
nuestros representantes, sea una práctica común.
Es normal ver como se aprenden un discurso de memoria,
hablan con expertos sobre una determinada materia, como nos enseñan sus
sonrisas más ensayadas o como mimetizan con el escenario en el que se
encuentran, pero en algunas ocasiones, los despropósitos en sus formas de
comunicar confunden a la población y hacen que reflexionen sobre si sus
políticos están preparados o no para desempeñar las tareas que su posición
requiere.
La falta de conexión entre las cosas que dicen y
hacen, pueden causar todo un revuelo social, por el incumplimiento de una norma
expuesta por ellos, o por la exigencia en un aspecto determinado a la población
que ellos después no tienen en cuenta.
Cualquier parecido con la realidad contextual que nos
rodea no es casualidad
Se debe a la desaparición de los Partidos Políticos con sus
Virtudes y sus Defectos. Constituían uno de los elementos esenciales de la
Democracia. Mayoritariamente tenían Vida Propia y permitían el desarrollo de
los futuros líderes.
Nada de eso ocurre hoy. Basta con ser famoso o popular,
haber ganado en algún deporte o ser una estrella (aunque sea fugaz) mediática.
Si bien se lo conoció en 1934, no pierde vigencia.
Cambalache, lo obra en forma de Tango de Enrique Santos Discépolo, en su última
estrofa señala:
Es lo
mismo el que labura
noche
y día como un buey,
que
el que vive de los otros,
que
el que mata, que el que cura
o
está fuera de la ley...
Seguramente va a aparecer un coro de políticos, no de
ángeles, que se golpearán el pecho y harán fila ante el micrófono que se les
cruce en el camino para declamar que no son así.
Y si no son así, ¿por qué el Pueblo sufre los mismos males y
destrato en forma cíclica?
Y si no son así, ¿por qué siempre es el Pueblo el que paga
los desaguisados que ellos no saben explicar ni fundamentar y siempre la culpa
es de otro/s?
Y si no son así, ¿por qué están tan desesperados por no
perder su lugar y ven ‘fantasmas’ (o los inventan) que los acosan?
¿No hay ‘dirigentes’ - a nivel local, provincial o nacional –
que, acreditando militancia de la buena (que la hay aún), y apelando a los
conocimientos e información con los que han podido prepararse presenten un
Programa Serio, Responsable, Sustentable en el tiempo y que acuerden Políticas
Públicas a mediano y largo plazo?
O vamos a seguir asistiendo a la ‘farandulización’ de la política, lo cual degrada permanente y
sistemáticamente las Instituciones dejándonos totalmente desamparados, para lo
que no hace falta mencionar las tragedias que todavía enlutan a nuestro País y
siguen sin resolución y sin culpables ¿?
Es verdad que la responsabilidad primaria es nuestra, de los
ciudadanos, a la hora de emitir el voto. Pero vamos a seguir de la misma
manera, más allá o más acá de los nombres, si no asumimos nuestra cuota de
responsabilidad luego del sufragio y exigimos que cumplan con las acciones que
prometieron o que vuelvan a sus casas y sigan participando.
En algún momento tendrán que asumir esa responsabilidad y
evitarán ser juzgados por Incumplimiento del Deber de Funcionario Público.
La Incoherencia Política no es patrimonio de los ‘letrados’,
porque muchas personas pueden no tener títulos pero no han perdido el sentido
común y siguen siendo parte del Pueblo que los cobija.
Ojalá dejemos de darle la razón a Tato y a tantos otros
talentos que, a su manera, supieron transformar el drama en sonrisas… aunque más
no sea por un momento.
Ojalá esté equivocado y asuman, quienes sean electos, que
son ellos quienes deben proponer soluciones y no comentar que es lo que está
pasando como si fueran cronistas privilegiados e impunes.
(*) Comunicador
Social, Escritor
Autor del libro digital de poemas VIVENCIAS
Director Asociado de Grupo Co.S.M.O., Consultoría y
Capacitación Empresarial http://grupocosmo.wordpress.com/
Co Editor del Portal Empresarial Estrategia & Negocios www.estrategiaynegocios.com.ar
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