Por la desidia y la incapacidad de la clase
política en general, pero también por nosotros mismos, por seguir abonando a un
sistema que nada tiene que ver con la dignidad de las Personas, especialmente
cuando las acciones y los mensajes que nos dedican los funcionales o electos de
turno nos tratan de necios (+).
Por Omar Lillardo Alonso (*)
Por eso, entonces, el dolor de ya no ser. Porque hemos
sido capaces de construir un País donde fue posible vivir dignamente, aún en la
pobreza y con diferencias conceptuales bastante diferentes supimos respetarnos
y merecimos la admiración, la misma que hoy nos generan pueblos hermanos de
esta bendita América, de parte de ellos y del mundo, aún sabiendo que había
mucho por corregir.
Pero la ambición desmedida de poder y dinero,
desatada en la década de 1970, bastó para trocar la realidad hasta volverla
insoportable e insostenible por estos días. Sin embargo, esa ambición fue y
sigue teniendo tal magnitud que, abonada por la creciente mediocridad
conceptual y personal, en general, está presente no solo en cada palabra, en
cada frase, en cada discurso político o sectorial, sino que ha tomado cuerpo y
forma en la sociedad en su conjunto, dicho esto con total conciencia de las
excepciones, que no son pocas pero están contenidas.
Sabiendo que sólo un porcentaje menor de las
comunidades del interior de nuestro País leen, miran o escuchan los medios
locales y/o regionales, además de no decodificar los mensajes mencionados como
nocivos para su propia supervivencia - por inocencia, descreimiento o desidia -
continúa sobrecargándose de información, mayoritariamente malintencionada, con
fuerte interés personal o corporativo, a los cuales no les importa la gente.
Hemos construido y estamos formando parte de una sociedad
que, de no mediar un profundo cambio de paradigma, léase modelo, cultura,
costumbres, puede considerarse en vías de extinción - aclaro que ojalá no
ocurra - o ingrese en la brutal paradoja de enfrentarse consigo misma lo cual
derivaría en una lucha fratricida (´) sin sentido la cual, está a la vista de quien
quiera verlo, sería aprovechada por los mismos que están provocando este tipo
de enfrentamientos con una desmedida y enfermiza ambición.
Esto ya pasó, aquí y en el mundo, constituyendo en
sí mismo una ausencia de aprendizaje que nos pinta tal como nos ven pero
fundamentalmente como realmente somos: hipócritas y engreídos, a pesar de la
enorme capacidad que también es reconocida en todo el mundo.
La seguridad de los ciudadanos, entonces, está
totalmente abandonada al libre arbitrio de los grupos de delincuentes - no solo
los que cometen delitos atroces, sino también aquellos que, con decisiones y/o
acciones corruptas o con total desinterés por las Personas, las lesionan al
igual que al tejido social - causando un atroz drenaje de Vidas, especialmente
jóvenes, superando a las que se cometieron en la última y oscura dictadura
militar, solo que ahora, así parece, no se consideran de lesa humanidad.
Este es el mensaje que duele, porque es muy difícil
encontrar un camino de salida de esta situación en tanto y en cuanto el Pueblo
no sepa o no quiera ver el daño tremendo que le están causando. Como así
también la ausencia de dirigentes que asuman la responsabilidad para la que se propusieron
o proponen, ya que esta actitud no conduce al mismo callejón sin salida.
Ojalá esta observación de la realidad y esta mirada
sean equivocadas, pero los hechos, que se suceden con una vertiginosidad
espeluznante, cambian constantemente el objetivo que, creo, todos pretendemos
que sea el bienestar general sin exclusiones.
Ojalá lo podamos superar sin ingresar en
situaciones traumáticas como ya nos ha ocurrido… no hace tanto tiempo.
(*) Comunicador Social, Escritor
Director Asociado de Grupo Co.S.M.O. y Co Editor
del Portal Empresarial Estrategia & Negocios
(+) Necio/cia
1 Se aplica
a la persona que es tonta o torpe o hace cosas que carecen de lógica o de razón
2 Se aplica
a la acción o expresión que se hace o se dice de forma torpe o imprudente
(´) La Fundación del Español Urgente (FundEU)
señala que el término correcto para referirse a una persona que mata a su
hermano es fratricida.
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