Cuando el temor domina nuestras acciones es mucho más difícil
tomar decisiones con mayores probabilidades de acierto. Es verdad que
necesitamos un mínimo de certezas, pero no es menos cierto que algunas dependen
exclusivamente de nosotros. Tal el caso de Capacitarnos o no. Si nuestra
actitud es proactiva seguramente veremos el camino más despejado y el futuro
con optimismo.
En otro artículo hice referencia a “Los
empresarios y su dilema en Capacitación ¿gasto o inversión? ”. En este
momento, en el contexto actual, donde la incertidumbre ha tomado un
protagonismo mucho más visible del que siempre ha tenido ya que, más allá de
las certezas o seguridades que creamos tener, la incertidumbre está presente en
cada instante de nuestras vidas.
Por lo tanto, apelar a excusas como “falta de tiempo”, “costos
elevados” “poca posibilidad práctica de aplicación concreta” es postergar y,
muy probablemente, dejar de lado o renunciar a realizarla en algún momento. Con
el paso del tiempo puede transformarse en una carga nociva desde lo sicológico
o en la pérdida de oportunidades desde lo laboral y/o empresarial que,
indudablemente, tiene consecuencias en lo personal.
La pregunta que debemos hacernos es ¿qué nivel ocupa nuestra
formación en el orden de prioridades, ya sea personal, laboral o empresarial?
Y contestarla con honestidad.
Es muy común oír hablar sobre la necesidad de la mejora continua -
tema que puede aplicarse desde lo personal y que influye en todo nuestro
entorno -, pero sólo se utiliza en la práctica cuando trabajamos en alguna
empresa que requiere esa actitud de sus empleados o, en el caso de quienes
realizamos actividades de manera independiente, tenemos la mencionada actitud
proactiva.
Vale recordar que la vida, de manera cotidiana, nos exige esa
condición para enfrentar todo lo que se presente, sea un hecho menor o se trate
de situaciones límite, ya que de otra forma es muy difícil superarlos.
En realidad estamos preparados para hacer frente a situaciones
diversas, pero es usual escuchar excusas y creer que negando la situación,
dejando que sola se desvanezca o derivarla a un futuro que no conocemos ó
incierto es más simple su resolución.
Cabe destacar que cada acción tiene su consecuencia y que tanto
una como otra es exclusiva de quien la realiza.
Capacitarse o hacer que nuestros hijos o nuestros empleados lo
hagan es poner el conocimiento al alcance de todos. De esta manera, al estar
todos sabiendo de qué se trata, aún con ciertas dificultades que siempre pueden
aparecer, la solución de los distintos avatares es mucho más viable. Si a esto
sumamos el trabajo en equipo, los esfuerzos tienen una recompensa mayor.
Otro mito relacionado con la Capacitación es pensar o creer que la
edad es una barrera, cuando en realidad las barreras solo están en nuestra mente, en nuestra forma
de pensar y de actuar.
Depende entonces de cada uno de nosotros, de nuestra actitud hacia
el conjunto y una buena manera de comenzar a percibir todo desde otra óptica es
teniendo acceso a la información y el conocimiento, además de estar dispuestos
a integrarnos al cambio - hoy es muy común oír hablar de nuestra adaptación al
cambio -, que no es otra cosa que adaptarnos a la vida aceptándola tal como se
presenta en cada caso… como ha sido siempre en todos estos miles de años de los
cuales tenemos conocimiento.