Los datos controvertidos, muchos de ellos alejados de la realidad cotidiana, provocan una confusión que, en definitiva, responde como táctica a la frase popular “a río revuelto ganancia de pescador”. No obstante, al menos en esta región sureste de Santa Fe y noreste de Buenos Aires, el “clima” generado alrededor de una instancia tan importante como la elección de autoridades, aparece contradiciendo esas intenciones desde la decisión de la gente.
El mensaje popular es lo suficiente claro y no admite justificaciones de aspectos injustificables, como viene ocurriendo en los últimos tiempos.
Sé que al mencionarlo pareciera que apunta a un solo sector. Sin embargo, todos los sectores y actores involucrados, de una u otra manera o en mayor o menor medida, lo utilizan.
En este contexto, el mensaje popular aparece como una brisa de aire puro que, sin dudas, traerá aparejado cambios en la forma de conducción, cualquiera sea la persona o el color político a quien y quienes se delegue la conducción.
Tan claro es este mensaje y tal su contundencia, que está provocando un silencioso deslizamiento por debajo de las fotos cotidianas, conformando una película con final impredecible… para los políticos.
Por supuesto, esta “clase social” está tan inmersa en su mundo - la mayoría y como siempre con honrosas excepciones, que cada quien definirá según sus concepciones y percepciones – que no advierte los cambios sociales que se vienen realizando, por diversos caminos y por diversas causas pero está en marcha, se percibe en el ambiente y en el humor de la gente.
Es válido advertir que cuando esto ocurre se sabe que ha comenzado y ya es imposible detenerlo. También es importante dejar en claro que la gente, aquí me incluyo, no tiene como método el uso de la violencia y su objetivo no es otro que vivir en paz y dignamente.
Hay que remarcar, además, que se trata de cambios a nivel mundial en la conducta social. Para quienes tengan visiones apocalípticas lo asimilarán a las predicciones del año 2012. Para quienes entendemos que la vida tiene períodos cíclicos, se trata de uno de los tantos cambios en la evolución de la Humanidad y, aparentemente, no será tan violento como ha ocurrido y registra la historia.
Por lo tanto, hay que mantener la calma, ser fieles a nuestros principios y valores sin caer en el fundamentalismo, aportando lo mejor de cada uno en aras del bien común, tan manoseado y menoscabado pero que siempre ha sido, solidaridad mediante, el mejor refugio.
Les dejo, a modo de cierre, un refrán criollo: “hay que desensillar hasta que aclare”. Y una reflexión personal; “la paciencia y la tolerancia siempre nos dignifica”.
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