Tenemos demasiados costos ocultos. Son los costos ocultos de las medidas coyunturales que se toman y ningún servidor electo o funcional asume la responsabilidad que le corresponde, incluídas las honrosas excepciones. Una vez más no se trata de un análisis económico sino un relevamiento de la realidad concreta, la que golpea cada segundo de cada día al Pueblo de nuestra bendita Nación Argentina. Al pie del artículo incluyo algunas preguntas. No son las únicas y espero que ustedes sumen las que consideren que faltan.
En este marco, basta observar como se obstruye la actividad productiva en general, sea por diferencias sectoriales, comerciales o de conceptos. Es así como vemos que la desintegración de las instituciones transforma los justos reclamos en estériles enfrentamientos que, mayoritariamente, se producen entre quienes formamos parte de esa actividad productiva.
Es verdad que esa situación también es consecuencia de la desidia popular, de la indiferencia ante la cosa pública, de la ausencia de la militancia bien entendida en la organización que cada quien elija y del retiro voluntario de nuestro compromiso ciudadano para modificar todo aquello que no respeta los intereses del conjunto.
Vale aquí recordar la definición de Política
La política, del griego πολιτικος (pronunciación figurada: politikós, «ciudadano», «civil», «relativo al ordenamiento de la ciudad»), es la actividad humana que tiende a gobernar o dirigir la acción del Estado en beneficio de la sociedad. Es el proceso orientado ideológicamente hacia la toma de decisiones para la consecución de los objetivos de un grupo.
La ciencia política es una ciencia social que estudia dicha conducta de una forma académica utilizando técnicas de análisis político; los profesionales en esta ciencia adquieren el título de politólogos, mientras quienes desempeñan actividades profesionales a cargo del Estado o se presentan a elecciones se denominan políticos.
El término fue ampliamente utilizado en Atenas a partir del siglo V antes de Cristo, en especial gracias a la obra de Aristóteles titulada, precisamente, Política. El mismo Aristóteles definía al ser humano como un animal político. También se define como política a la comunicación dotada de un poder, relación de fuerzas.
Retornando a la observación de lo cotidiano, queda claramente expuesta la ausencia de una construcción planificada, pautada, consensuada, que nos permita solucionar todos los inconvenientes que puedan surgir porque, de tener ese norte, todos sabríamos como proceder y no sería necesario recurrir a medidas extremas. Incluso, si existiera algún exceso, también sabríamos cual es el camino para su conclusión en el menor tiempo posible.
Esta foto de nuestra cotidianeidad nos ha llevado, desde ese enfrentamiento innecesario, a un hartazgo enorme que nos agobia y nos deja ser, no nos permite crecer.
Es cierto, la historia es inexorable y termina condenando, de una u otra manera, a quienes se erigen como adalides de vaya uno a saber que utopía épica les ha atravesado la mente y los lleva a tal delirio.
Pero ese es el problema de esos pocos. El problema de la mayoría del Pueblo es como organizarse socialmente y vivir dignamente sin joderle la vida a los demás y esto se soluciona con más participación, y hablo de participación en serio y no de masa tironeada o comprada como aplaudidora para luego ser abandonada a su suerte. Hablo de participación donde el debate sea el camino más amplio y propicio para construir juntos un presente sereno y seguro, pensando en un futuro donde los valores sociales sean no sólo habituales sino un real y concreto honor que podamos exhibir con orgullo:
v El Respeto
v La Confianza
v La Credibilidad
v La Organización Social
v La Solidaridad
Estos son lo “Costos” ocultos, que asoman como elementos intangibles a recuperar en el menor tiempo posible, porque es uno de los tesoros que aún conservamos como reservorio de nosotros mismos.
Preguntas sobre los “Costos Ocultos”
¿Cómo recupera, un desocupado, la confianza enel sistema y la tranquilidad, luego de que le arrebaten su único capital: su trabajo?
¿Cómo puede proceder una sociedad luego de ver, en cada situación confictiva, la ausencia de quienes, institucionalmente, tienen la obligación de solucionarla?
¿Cuánto le cuesta al país tener camiones parados durante horas?
¿Y si está atrapado alguien que viene con intenciones de invertir?
¿Cuánto le cuesta a la competitividad de un país los bloqueos?
¿Quién le devuelve a una persona las horas de sueño perdidas?
¿Quién se hace responsable ante las empresas por la demora excesiva de sus empleados?
¿Quién le devuelve a una persona las horas de trabajo perdidas o, incluso, el trabajo perdido?
¿Cómo y a que costo recuperamos los vasos comunicantes de una sociedad organizada?
Como verán, la nota tiene un final abierto porque depende de todos nosotros modificar el actual estado de situación.
Aunque parezca redundante, voy a seguir insistiendo con estos conceptos y apelando a la enorme capacidad e inteligencia de nuestro Pueblo que, sin dudas, va a emerger con toda su fuerza para corregir estos desfasajes mesiánicos que nos lastiman.
Como siempre, espero sus comentarios y les agradezco la lectura y el tiempo compartido.