¿Cuál es la forma que usamos para comunicarnos? ¿Somos realmente honestos al expresarnos?
Preguntas simples cuyas respuestas revelan el complejo entramado social donde nos relacionamos. Tan complejo es que basta con detenerse en cualquier lugar, observar a la gente, sus gestos, su manera de hablar mientras caminan, entre otras miradas, para darse cuenta de que no son (no somos) felices, aunque en algunos puntos del País hay personas que sí denotan estar bien, al margen de su realidad económica.
¿Por qué ocurre esto?
Mi teoría, desde el ámbito de la Comunicación, es que la gente, en general, dice lo que más le conviene, como un formalismo que le permite subsistir pero no deja entrever, en sus palabras, las deficiencias que el sistema social de vida en Argentina le impone.
Una vez más, reitero, desde mi humilde punto de vista, esto es hipocresía.
Esta afirmación puedo hacerla desde esa observación mencionada anteriormente, donde los gestos son muchos más elocuentes que las palabras - algo absoluta y estrictamente conectado con la Teoría y las Investigaciones de Comunicación - ya que es sabido que siempre, aunque no queramos, estamos comunicando.
Tanto en las ciudades grandes, como en las pequeñas o medianas, la gente parece estar “en otro mundo”, con gestos que asemejan a Personas que no razonan correctamente, con los ojos muy abiertos y la mirada “perdida”, a veces acompañando esa gestualidad con palabras dichas para sí mismos; casi sin prestar atención a las señales y movimientos del tránsito, muchas de ellas con el celular pegado a su oreja y hablando en voz alta…
Solo un pequeño “muestreo de detalles” que me llevan a pensar ¿qué nos pasa?, porque aunque personalmente no proceda de esa manera, prestando atención y tomándome el tiempo necesario para cada cosa, también me afecta emocional y socialmente porque no vivo en una isla desierta y vuelvo a la concepción de Comunidad o Común Unidad que nos reunió hace miles de años y que, si bien reside firme en la base social el sentido de solidaridad, parece haberse perdido el sentido común que debe unirnos para autodefendernos entre todos... ahora estoy pensando que “de nosotros mismos”.
Tan mal nos veo a todos que motiva esta opinión, con la misma intención de siempre: aportar a mejorar nuestra calidad de vida, la cual no es meramente económica y que, en estos momentos y en todo el mundo, ese aspecto, el económico, se resquebraja cada día más y que, aunque no nos demos o no queramos darnos cuenta, se encamina hacia un nuevo orden socioeconómico mundial.
Más allá de cuál sea este, no debemos perder de vista ese anclaje social que nos reunió, las cosas simples de la vida, como bien señala una canción popular, el valor de la familia (aunque hagan enormes esfuerzos por destruirla), el enorme refugio de la amistad, el valor de respetar la palabra - que es lo mismo que respetarnos cada quien como es, con nuestras virtudes y defectos – por sobre cualquier palabra escrita que sirve para ordenarnos y que no nos traicione la memoria… casi diría el viejo y querido manual de la convivencia.
De esto se habla sí, con la familia, los compañeros de trabajo y los amigos
¿Por qué no lo trasladamos a todos los ámbitos, desde la acción cotidiana, sin egoísmos que, sabemos no sirven?
Si usamos emoticones para comunicarnos desde las herramientas tecnológicas, ¿por qué no hacemos lo mismo en todo momento, mostrándonos como somos, con autenticidad?
La propuesta está hecha, ahora depende de todos. Como decía el actor en la publicidad de una cerveza: “¿lo hacemo?”
Espero comentarios