Sabías...

A modo de bienvenida les dejo el significado de mi nombre y los invito a sumarse con sus textos, cuadros, música y cualquier creación que nos permita enriquecer el alma


Omar


Nombre Masculino de origen Árabe: Que tiene larga vida.

Caracteristicas : Es racional, estable y usa su sentido común para resolver todas las situaciones

que se le presentan. Es generoso y amable con los demás.

Amor : Es leal y detallista con su pareja cuando quiere de verdad.

jueves, 30 de junio de 2011

La Bandera Argentina

La Bandera Argentina no merece ser maltratada ni tampoco su Pueblo. Hemos asistido a un nuevo atropello de la Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner y sus seguidores “K”, sin importar el Pueblo ni sus sentimientos patrióticos, con una total irrespetuosidad con aquellas personas que fueron verdaderos héroes y a quienes se dicen seguidores de su ejemplo, como así también con quienes son hoy sus pares y merecen su respeto.

Pero esto es solo una muestra: quien quiera verla lo hará.

Otra vez el discurso único, algo que, supuestamente, había quedado en los intentos de la década del ’70, dolorosa época. Otra vez los “iluminados”, los que creen saber todo y son los únicos depositarios de la verdad ¿?

¿Qué más necesita el Pueblo para darse cuenta hacia donde nos lleva esta gente?
¿Comprende, en general, que no se puede disentir, tener una manera diferente de ver las cosas?

Si no respetan la bandera ni a quienes participaron del acto, dándole la espalda (la Presidenta) en muchos pasajes del acto ¿qué podemos esperar que favorezca a las personas, en general, que formamos parte de la Nación Argentina?

Es cierto que muchos jóvenes no vivieron esa triste parte de nuestra historia. Sería muy bueno que leyeran a quienes sí sufrieron en carne propia las barbaries de ese momento: de los milicos y de los subversivos ¡¡¡todos mataron sin piedad y sin miramientos!!!

Quiero creer que la Justicia, en algún momento, tomará en serio todas las denuncias y juzgará a todos los (Ir)responsables de esa época oscura.

Ahora tenemos una instancia para modificar el actual camino.
Pensemos…
Si cada vez que se presenta alguien con buenas intenciones, para modificar el estado de situación con el cual no estamos de acuerdo, vamos a desintegrar a esa persona por el solo y simple hecho de que se decidió a participar y, por lo tanto, pasa a formar parte de una clase política desprestigiada ¿por ellos mismos y sus acciones o porque  esa “mugre” que todos vemos está en la conciencia cultural de nuestra sociedad y por eso es que florece en todo su esplendor cuando alguien llega a ocupar un lugar con poco o mucho poder?
¿Solo eso convierte a esa persona en un santo pecador?

Por supuesto que no. Todos tenemos derecho y nos merecemos una oportunidad para demostrar nuestra capacidad  y si no fuera así dejar el lugar a quien pueda llevar adelante esa función. Claro está que esta es la conducta y la actitud que deberíamos tener todos y sería lo que habitualmente ocurriría.
Pero estamos en esta bendita Argentina y hemos perdido ese “valor agregado” que nos distinguía de otros pueblos que, hoy y luego de mucho esfuerzo, han logrado superarse a sí mismos y detentan conductas sociales e individuales dignas de sana envidia.

Sigamos pensando entonces. Surge claramente que no tenemos opción: o retomamos los valores y conductas que alguna vez tuvimos o, triste y lamentablemente, nos encaminamos a la desaparición como Pueblo y casi seguramente a ser absorbidos (colonizados y dominados) por otra Nación. Y no se trata de una premonición, ni un conjuro, ni un deseo. Todo lo contrario. Solo se trata de observar, con detenimiento, que hacemos bien y que hacemos mal para recalar en una sola conclusión: así no podemos seguir.

Por lo tanto cuando alguien dice que está preocupada/preocupado por sus hijos y sus nietos, etc., etc., etc… ¡Miente! ¡Y miente sabiendo que lo hace porque no quiere “perder” lo poco o mucho que a obtenido hasta ahora… aunque sea de manera irregular!

Cuando una persona está realmente consciente de que no es este el “mundo” que desea para sus seres queridos debe proceder en consecuencia y para poder hacerlo debe comenzar por cambiar uno mismo, procurando alcanzar esos objetivos tan simples y que tanto esfuerzo nos demandan sabiendo, además, que nadie puede evolucionar sin relacionarse con los demás: de igual a igual, como si los demás fueran lo mismo que nosotros.

Si seguimos haciendo lo mismo cada día, sin cambiar nada, no pretendemos cambiar nada. Por lo tanto, retomar los valores que añoramos y el respeto por lo que somos, lo que fuimos y los símbolos que tanto esfuerzo, tanta sangre y tanto dolor nos ha costado conseguir, no se va a producir de un día para otro. Pero sí se va poder visualizar en no mucho tiempo si individual y colectivamente nos decidimos a vivir con dignidad, en una comunidad que se precie de tal y nos brindemos la mejor calidad de vida que sea posible alcanzar.



Como siempre, espero comentarios.

martes, 14 de junio de 2011

Mensaje Argentino


Argentina demuestra, una vez más, la capacidad de su gente. Científicos que idean, diseñan, producen  y envían un satélite meteorológico al espacio - en conjunto con científicos de Italia, Francia y EEUU -, es solo el último hito.
Pocos días atrás, otros colegas suyos recibieron una patente por su trabajo y otros clonaron una vaca transgénica. No debemos olvidarnos de los premios Nobel que, con orgullo, podemos mostrar al mundo.

Estos acontecimientos deberían ser mostrados con mayor espacio en los medios, por sobre las muchas cosas malas que detentamos como sociedad. A la vez, deberían ser planteados en las escuelas para ser debatido con los alumnos. De esta forma comenzaríamos a cambiar el apego cultural “a lo fácil y rápido”, además de concientizar que los logros, pequeños o importantes, se alcanzan con esfuerzo, de la misma manera que millones de Argentinos demuestran día a día y solo reciben maltrato, desmerecimiento y opresiones de todo tipo.

Ese mensaje, mencionado en el párrafo anterior, es el que también deberían exhibir y ser consecuentes con el aquellas personas que se ofrecen para ocupar un cargo público, en cualquier nivel y al margen del “título” que puedan mostrar, ya que éste solo toma valor cuando se lo utiliza con sentido común y al servicio de la sociedad. De todas maneras, hay muchas personas que, por una u otra razón, no han podido completar su formación académica, pero sí se han formado con la práctica  y con apoyo bibliográfico que, en lo personal y colectivo, los habilita como idóneos en la materia que hayan abordado.

Es cierto que en la actualidad predomina el “facilismo”, pero no es menos cierto que hay mucho mayor cantidad de personas que no solo no lo practican sino que, por el contrario, siguen transitando el camino del aporte responsable, serio y con verdadero sentido y sentimiento de entrega social, sin esperar algo a cambio. Ocurre que solo vemos - y nos muestran intencionalmente - aquellas situaciones donde, los mismos gestores, hacen casi un culto a esas prácticas.

En este breve análisis del discurso cultural, no debemos olvidar que el entretenimiento es también parte importante en la vida de las personas, pero no podemos confundir el “circo” o “show” con las acciones cotidianas.

Cabe aquí apelar a una frase popular: “No hay que dar por algo más de lo que vale”.

Para quienes se muestran abatidos y desbordados por la situación general, actúan siguiendo las pautas que, sabemos, no son las correctas, seguramente está todo perdido.

Sin embargo, somos muchos los que creemos que no todo está perdido y actuamos de otra manera: respetando básicamente a los demás como si fueran nuestro espejo, respetando las leyes y las normas.

Este es el camino que transitan quienes merecen nuestro reconocimiento y quienes dieron origen a este artículo. De otra manera, deberíamos recordar otra frase popular: “El último que apague la luz”… que es lo mismo que, timoratos, abandonar nuestros principios, nuestros valores y dejar que otros decidan por nosotros, como si no fuéramos capaces de discernir responsable y libremente, con pleno conocimiento de quienes somos y como somos.

Es hora que cada uno de nosotros asuma la responsabilidad que corresponde y, en caso que algún vecino cometa un error, una falta o una transgresión, hablar con franqueza y solicitarle la reparación y la reconsideración de lo hecho para no volver a cometerlo.

De ahí en más cabe la sanción social, que no es otra que la pérdida de confianza y, por ende, la marginación – no el abandono – hasta tanto comprenda que no vive en soledad sino sociedad.

Como siempre espero comentarios